domingo, diciembre 16, 2018

Nicaragua: Amnesia y nostalgia

Nicaragua: Amnesia y nostalgia

Hace ya casi dos décadas que inició el siglo XXI y Daniel Ortega parece no haberse enterado. Sobran los rumores sobre que el presidente nicaragüense está enfermo (lupus, aseguran algunos), pero todo indica que si sufre de algo es de amnesia. Y quizás también de nostalgia selectiva.
En su más reciente período como jefe de Estado, Ortega había logrado convivir, como la Cuba pos-Fidel, en una suerte de dualidad cómoda de la mano del capitalismo global. Pero los disturbios del pasado abril lo sacaron de ese equilibrio para convertirlo en un presidente enfrentado a buena parte de aquel pueblo que él luchó por liberar de una dictadura, solo para atraparlo en otra.
Y ahora Nicaragua tiene a un cerrado y enojado presidente comandante que apenas confía en su círculo más cercano, que perdió el apoyo de los empresarios, de la Iglesia, que allana la prensa crítica, arremete contra ONG independientes y llama terroristas a quienes no coinciden con su visión del mundo. Ha optado por ignorar que ya terminó la Guerra Fría, que el presidente del imperio del norte que odia es aliado de su homólogo en lo que un día fue la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y que durante décadas fue su guía ideológico y que hoy se llama Rusia y es el reino de Putin y sus socios.
Murió aquella solidaridad soviética con Cuba, socio clave de la isla que Fidel Castro manejó con eficiente mano dura —que muchos respetamos porque encarnó a David contra Goliat—, y que le dio a los pueblos latinoamericanos una dignidad ausente desde Simón Bolívar.
Pero este es el siglo XXI. La URSS es cosa del pasado nostálgico para quienes un día pensaron que sería la panacea socialista que se haría realidad en una América Latina inmersa en los 100 años de soledad estampados en el mundo literario de Gabriel García Márquez.
Muchos se preguntan si Ortega habrá olvidado que en 1989 cayó el muro de Berlín y que, desde entonces, las líneas ideológicas que separan derecha e izquierda han perdido la definición tajante que para su Gobierno es dogma. ¿Es ser de izquierda reprimir los espacios de libertad para permanecer en el poder con el argumento de que los terroristas —que surgieron el pasado 18 de abril— no lo dejan gobernar en su paz? ¿Es ser de izquierda deportar a activistas porque se enfrentan al poder que él representa sin pudor ni temor? ¿Es ser de izquierda organizar grupos de choque para reprimir manifestaciones, encarcelar jóvenes y mujeres opositores, perseguir periodistas que no siguen la línea oficial, hacerse la vista gorda cuando los muertos no son sandinistas leales a su Goberno?
¿Es ser de derecha pedir el adelanto de elecciones libres con poderes independientes y observadores imparciales?
¿Es ser de derecha pedir el adelanto de elecciones libres con poderes independientes y observadores imparciales que garanticen un proceso similar al que la revolución encabezada por él defendiera en su momento? La Nicaragua de Ortega ha perdido el apoyo de Venezuela. El país caribeño tiene sus problemas y no podrá seguir alimentando con cuchara grande a la empresa privada mixta Albasina de la petrolera PDVSA y su par nicaragüense Petronic.
En lugar de llamar “incitadores de odio” a los opositores, Ortega debería quizá probar la fórmula del perdón al estilo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el recién nombrado presidente mexicano, un líder tan mesiánico como el nicaragüense cree serlo. Mientras Ortega condena a su hermano Humberto (“peón del imperio y la oligarquía”), que formó un ejército que hasta ahora guarda silencio, AMLO perdona a sus peores enemigos, la “mafia del poder” contra la que luchó sin tregua durante más de 12 años.
¿Qué pensará Ortega cuando en México, un país dominado por el narco, AMLO entra en el Palacio Nacional como un viento de esperanza con aquello de que no tiene “derecho de fallarle” al pueblo? ¿Se acordará Ortega de su capacidad de convocatoria de los años ochenta, cuando Nicaragua perdió miles de milicianos que murieron luchando contra un imperio que apenas conocían en defensa de un proyecto que hoy los nietos de aquellos mártires desprecian?
¿Qué sentirá al ver la popularidad de un AMLO que llena la enorme plaza pública del Zócalo con gente del común y es purificado en una ceremonia indígena? ¿Qué, al verlo recrear una narrativa moral que alguna vez creyó tener la epopeya del FSLN y que ahora perdió fuera de los seguidores de su búnker en el barrio de El Carmen de Managua? ¿No se morirá de envidia al ver la cercanía de AMLO con la gente mientras él sale en caravanas protegido de policías? ¿Y si se le ocurriera a Ortega crear una Comisión de la Verdad para investigar las muertes en Nicaragua desde abril, como lo acaba de sugerir su colega mexicano para aclarar las masacres de los normalistas en Iguala?
Cuando AMLO dice “la verdad cristiana es revolucionaria, la mentira es reaccionaria y del demonio”, ¿qué sentirá Ortega que se piensa seguidor de Cristo? Y si de nostalgia se trata, ¿qué tal si Ortega decide, al estilo Trump, Make Nicaragua Great Again?
María Lourdes Pallais es periodista y escritora.

viernes, septiembre 07, 2018

Poetry in English published in India

A WOMAN: SYLVIA PLATH


Her style
her apprehensions
her poetry
mysterious
painful
convoluted
like a woman
they taught me that
there is a way
out of the mind
an exit leading somewhere
without a name
a place where all thrusts of logic
are powerless
Did you know Sylvia
you female bird dressed
in human skin
that by commuting between
the skies and the seas
you ripped the ties
trapping those like you in mortality
And did you ever stop
while searching for a word
to think that you would never die
In rags your existence
never had the riches
-in death

it does-
I read you Sylvia and I see life

I can touch your limbs
the same that got caught
around your neck
and broke your throat

I can hear the child in pain
and I know it was in your womb
that your soul brought an end
to your poetry

Surrounded by the invisible smoke

of your ashes

I hear you perpetually singing the songs

of frost and fate
of womanhood and death
In the contractions of my pain
you breathe, throb love
It is through you that
the whirlpool in my eyes
provides the remedy
healing
the absence of god in us
while living the devil in men
BARREN MOMENTS
At times
a destructive urge
takes over me
plunging my wits into
unprofitable sounds
it happens heedlessly
I indulge in the unpleasant space
of sleepless nights
my eyes lose control
of my horizon
my legs wobble
my hands freeze
and my world
evaporates into emptiness
Ineluctable it all becomes
Joycean moments perhaps
when I feel like betraying life
so that perhaps
I can be born again
with a new, vigorous smile
in a timeless universe
without that poison staining
my sheets my veins my bed
Nobody in sight
only a destructive urge
intensifying the pounding
of my heart
yet
never quite
destroying
my innocent gaze
A tale of you
Hold my hand so that
I can hear your breath
You are dying in my heart
As if your life had just
whispered
the unintelligible sound
of defeat
counted its moments
of doubts
surrendered at the smell
of dawn
You shall never talk
the love of life
Never will you know
the wisdom of a touch
Go on
open your eyes to me
never mind the words
that doomed your soul
Your search has no riddles
just the gloom of
someone else's mourning
The cycle you have drawn
has no rings, no ripples
it lacks wheels
it's faint, shallow

Cyclops were galloping
everywhere
it was a feast of eyes
but alas! you were busy
looking for a hide-out:
dreaming you were guilty
guilty of ripping in a slash
a stranger's throat

MARCEL'S FUNERAL
Stony I stood
my wrinkles trembling
my temples sweating
in disbelief
this funeral, his funeral
the worst of life's betrayals
(and they still them me
I have to trust, give love)
rewinding the pain
no cruel lover will ever
match
the coldest of winters
under the hottest of suns
Marcel, a breeze,
shot to death
by a storm (not a kiss)
the aftermath hardly matters
forever gone, he
forever alone, I
Those gazes I reached for
those friends and the others
those strangers,
hardly matter
as I cried, in anger,
for he was that embrace
squeezed within its flesh
The mirk and all the rest
hardly matter
lost its value
for he listens not
for he's gone

for it is he
who is no more
FOREVER YOU MARCEL
A youthful smile
wrapped in hopes
A sudden storm
unleashing sounds
(like a kiss)
both as tenuous
both as vibrant
both scare me
you them all
you, Marcel
Might you come
and refuse to paint my walls?

Not you
Can you remember
that steamy night
in Chinatown?
the night I left you,
didn't want your silence
sparkling, raging
in your frozen gaze
You did I know
help me draw the lines
you, the curves deviations turns
you, hidden secretive adamant
categorical tender loyal brother

you
my trials saw
but not my love
Do I waste my time
wondering
will you ever hear me
singing in our roots?
Lingering with trembling hands
forever you Marcel

LESSON OF A CHILD
Next to her picture
it reads

"Free to be herself all the time"
A label, a fate
Will anybody say she shall not
if, along a tide of convoluted wings,
her body makes its first attempts?

Free
to search to find
and to lose
countless dawns?
(Perhaps freedom is just a poem)
The child knows
her innocence goes beyond
her gaze reaches far
The woman is afraid
her wisdom is still raw
slow-witted
not sharp
slothful and diffuse
burning the root of her voice
The woman thinks
If men build their pride,
it's in her hair her style her smile
and repeatedly
she bows with dogged conceit
compromising her beauty
(which has no face, no shape)
to their whims and taste.
The child plays
and the woman is frustrated
her body
a heavy load
not a particle, clean and bright,
it's the stiff shadow of a corpse
obstructing a clear view
of the ocean

a hindrance
it is,
along the road to life
to womanhood
Always the child
hardly the woman
it's her mind collecting
rewinding, revising
never quite the same
all the data feeding
her constant search
(for freedom or for love?)
only silence can distort
and it's only then that
her voice breaks screams
unintelligibly
squandered in her brain
Can a child be a woman
a free beast
a docile pet?
Can a woman be herself
candid today
cold the next?

Could she ever be a Magdalene without a Christ
Will she satisfy men's needs
(even if she never knew them all that well)
always staring at the sky
but never glancing straight
finding riddles
contradictions
a taste of freedom perhaps
“Free to be herself all the time”
But freedom is a party
that inevitably ends
“Free” but did not know
could not feel
could not love
could not stay
buried under men's whispers

Nobody knew
Freedom
just a word
an abstraction unworthy
of a poem
of a life

A POOR PRINCESS IN A BLACK HOLE
A tear escapes out of her blooming eyes
It was the tear she should have dropped

that morning
when we all met her
and did not because
she claimed
it was too cold
and raining in the world
A beautiful little girl is crying
has no curls
sees no light
A child then
she is the Princess
we see jumping barricades today
because she doesn't see them
they aren't in her way
Still beautiful
(she now has lots of curls),
she is the same Princess who travels
with her wardrobe
her shiny dresses
who likes to sigh and vanish
as we start talking to her

for

though none of us might recall
we all saw her stepping on branches
without a horse and naked
a foamy foggy path leading her astray
(or was it perhaps only the dust
her feet left behind we saw
or could it be that a beast had cried
there before?)
How does the Little Princess feel
now that she lives inside concrete?
Does she know her life
(the illusions of her steps)
stretches beyond her grasp
squeezing, possibly crushing
the earth below her?
Little as we know,
we are convinced that the love
(whose touch her lips betrayed)
barely licked the birth
of the tear
she dropped
her gift to us
It was a pleasure
a royal joy,

-you might recall-
for us to see her silky little hands

imitating the trotting of the horse
she failed to caress when we arrive
And all because she claimed
we hadn't seen her smile!
True, it was her tear we saw:
it never fell below her lips,
you might recall
Do you remember that we only
saw her running,
and she never laughed
when she saw herself in front of us?
even when we first met her
the day she lost her horse
What happened to the smell
the taste of love
she brought
when she arrived?
Could it be buried in a mass
of wheat that never dried?
Is it gone like the needle
she lost under the marble bed
(or was it the brass table?)
on her way out?
We never asked, never knew
where she was going
We all speculated:
either she was running after
that love she told us about,
or she was flying away
like a body rolling in waves
We all agreed, remember?
that she was looking for that
lock of hair the rain
had left untouched
somewhere
We all know,
though in this we shall never
agree upon,
that we never met her:
The Princess was dead
when we arrived
AWAY, LOVERS GO
Hesitant
almost out of breath
they arrive

Insisting complaining explaining
they have come
from far away
Soon
they will gallop away
and if you hear them crying
don't you mind:
in their imaginary flight
they thought
perhaps the rain
was to blame
for they were wet
Ignorant
unlike their name
they have no memory
forget all sites
sleep under the rain
don't ask or want to know
how much I hurt
Away with you
lovers in a cage
away you go
shrinking in no nest
like newborn rabbits
away
you have no voice
how dare you expect to find
queen-like
a madonna teaching
in sparkling white?
My blood is more than red
with streaks of purple
mirk shows under my hair
too many colours in my home
and them lovers have to work

-in black and white-
and always leave

hard furious jealous
is their flight
but in their haste,
they always find
a way back
soon, they will kick with pride
and spit fire in the night:
they feel and cannot own
my flesh my heart
(both can only warm
my empty bed)
they taste but cannot buy
my lips my mouth my tongue
their magnifying glasses
none can kiss

LangLit

An International Peer-Reviewed Open Access Journal

UGC Approved Journal – Arts & Humanities – Sr. No. 49124

Vol. 4 Issue 1 12 August, 2017
Website: www.langlit.org Contact No.: +91-9890290602

Indexed: ICI, Google Scholar, Research Gate, Academia.edu, IBI, IIFC, DRJI
ISSN 2349-5189

IMPACT FACTOR – 4.23

I give but cannot sell
not even can I bow
under the invisible friction
of their efforts in lust
Away, they go
for while I sleep,
they cannot love
my breath my peace my silence
Away, they have to be
so that I learn to love
those that never knew me
and the others,
those I never met
A TALE OF YOU
Hold my hand
so that I can
hear your breath
You are dying
In my heart
As if your life has just
Whispered
The unintelligible
Sound
Of defeat
Counted its moments
Of doubts
Surrendered at the smell
Of dawn
You shall never talk
The love of life
Never will you know
The wisdom of a touch
Go on
Open your eyes to me
Never mind the words
That doomed your soul
Your search has no riddled
Just the gloom


viernes, julio 06, 2018

El triunfo de AMLO en México: ¡Es el hartazgo con el PRI estúpido!


Tiene años de darle “voz al horror”, recorriendo el país para construir el liderazgo político más importante de las últimas décadas que lo coloca en la silla que una vez ocupara Lázaro Cárdenas, su ídolo, el fundador de las instituciones y responsable de la nacionalización del petróleo.

Es Andrés Manuel Lopez Obrador (AMLO), “El Mesías tropical” de 64 años, veterano político pragmático y nacionalista, luchador social asociado a una izquierda no marxista cuyo triunfo -luego de una jornada que cerró temprano con él como ganador indiscutible, sin crisis en los mercados- fue producto del hartazgo con la corrupción y la violencia bajo el PRI.

“Como nadie recorriste el país y entendiste su enojo. Como nadie capturaste el sentir de los indignados, los enfurecidos, los enojados. Años de democracia diluida, transición trastocada (…), pobreza lacerante. Años de sacar al PRI de Los Pinos para verlo regresar, más corrupto, más rapaz, más desalmado”.

“Y tú, el insurgente, ofreciste lo que tantos querían oír. La refundación. La transformación. El rompimiento con el viejo régimen. Invitaste al país a hacer historia contigo. Y la mayoría te acompañó; algunos con entusiasmo, otros con ambivalencia, muchos para darle un puntapié al priismo”.


Son palabras de la politóloga Denise Dresser, feroz crítica de lo que ella ha llamado la intolerancia, la incongruencia y el autoritarismo de AMLO, publicadas en carta abierta al ahora candidato ganador al día siguiente de su elección que otros denominan el “tsunami” de México.

Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), que AMLO funda en 2014 y que obtuvo mayoría en el Congreso y cinco gubernaturas, dista de ser un partido consolidado. Nace como un movimiento reformista, contrario al neoliberalismo, que ganó con una campaña contra la corrupción.

Su pariente más cercano en América Latina podría ser el peronismo. Aunque el contexto sea otro, tienen elementos en común: un líder carismático, una masa devota y una coalición que cubre gran parte del espectro político nacional.

Así como la personalidad política de AMLO es compleja, Morena es ecléctica. Cuenta con evangelistas y políticos cuya lealtad durará el tiempo que les convenga. También con aliados “moderados y radicales” quienes parecen entender “la importancia de la mesura para alcanzar las metas”, afirma en charla el analista René Delgado.

“Su triunfo constituye un paradigma; en los 18 años que lleva la democracia mexicana, la alternancia se había dado del centro a la derecha y de la derecha al centro. El reto es convertir la alternancia en alternativa”, acota Delgado.


Para Rubén Aguilar, integrante de la campaña de Ricardo Anaya quien pasó de ser candidato perdedor a líder de oposición minutos después de que el conteo rápido indicara la victoria de AMLO, el 1ero de julio no hubo “una elección convencional”.

“Los criterios técnicos y políticos que se utilizan para tratar de entender un proceso electoral (…) no aplican para hacerse una idea más o menos clara, de lo que realmente pasó”, escribe el también académico.

Lo que está claro es que arrasó la “izquierda política no violenta” y perdió la “derecha corrupta”, opina el politólogo Sergio Aguayo Quezada. El voto fue un sí tajante a la reconciliaciónlegal, pacífica e institucional, agrega el también investigador del Colegio de México en entrevista.

Y AMLO, quien ganó con 53% en una de las elecciones mas concurridas del país, ahora cuenta con un bono democrático incontrovertible. Pero no ha recibido un cheque en blanco. 

Además de que enfrentará “un forcejeo permanente”, donde ganará aquí y perderá allá, el futuro jefe de Estado deberá lograr un equilibrio entre su perfil populista con brochazos místicos y su nuevo papel de estadista sobrio cuyo mandato es remodelar las instituciones en un cambio profundo, sin rupturas.

domingo, mayo 27, 2018

Solentiname, el edén artístico de Nicaragua llega a México




Una exposición en el Museo Jumex de la capital mexicana recuerda la labor artística en el archipiélago nicaragüense durante la dictadura de los Somoza y la revolución sandinista

Esculturas de Ernesto Cardenal en la exposición.
Esculturas de Ernesto Cardenal en la exposición. MUSEO JUMEX
En lugar de una corona de espinas y un taparrabos, el Cristo Guerrillero de Gloria Guevara Silva viste un blue jean y un blusón de manta blanca, ropa típica del revolucionario en la Nicaragua Sandinista del siglo XX. En el cuadro de su hermana Esperanza, La Traición, Jesús aparece vestido de la misma forma, flanqueado por guardias somocistas, guerrilleros y campesinos.
Ambas obras emblemáticas, elaboradas en los años setenta en el idílico archipiélago nicaragüense de Solentiname –motor y faro del levantamiento contra la dictadura de los Somoza- representan en el tradicional Cristo redentor y mártir a un ser humano de carne y hueso: el militante comprometido con la justicia social.
El trabajo de las hermanas Guevara es ejemplo del arte que surgió en la comunidad campesina contemplativa de Solentiname (que en náhuatl significa: lugar de hospedaje), creada por el reconocido sacerdote, poeta y escritor Ernesto Cardenal. Una “utopía social y artística” construida sobre una estética vinculada a la teología de la liberación y la justicia social.
Solentiname, el edén artístico de Nicaragua llega a México
CORTESÍA DE MARCOS AGUDELO.
“Hoy es posible alcanzar la utopía de la mano del arte” pues éste es “una herramienta para repensar la realidad”, sentencia Pablo León de la Barra, el prestigiado curador mexicano de la muestra Sueño de Solentiname recién inaugurada en el Museo Jumex de Ciudad de México, con la idea de revivir la práctica artística como “compromiso social y político”.
En efecto, en la comunidad que Cardenal -cuya preocupación siempre han sido los oprimidos, los campesinos, los humildes- fundó en Solentiname, el arte fue “expresión política, apoyo económico y estilo de vida para sus habitantes”.
Mientras duró el Frente Sandinista de Liberación Nacional en el poder (1979-1990) en Nicaragua, el Cardenal de Solentiname, de la mano del entonces joven artista Roger Pérez de la Rocha, estimuló la creatividad de los campesinos locales, quienes elaboraron cuadros alegóricos mezclando imágenes bíblicas con su realidad política.
Iglesia reconstruida.
Iglesia reconstruida. CORTESÍA MARCOS AGUDELO
El trabajo de las hermanas Guevara refleja esta tendencia. Como ellas, los habitantes de la isla, que en 2003 la UNESCO denominó Reserva de la Biosfera, aprendieron a escribir poesía, trabajar con cerámica, crear artesanías en madera, cuero, cobre, bronce y plata.
La magia de Solentiname atrajo también el interés y la sensibilidad de miles de artistas locales y foráneos, como la fotógrafa panameña Sandra Eleta (1942) o la estadounidense Susan Meiselas (1948), así como del novelista Julio Cortázar, cuya visita culminó en su famoso Apocalipsis de Solentiname.
La exposición del Jumex, que finaliza el 6 de mayo, ofrece una pequeña muestra de ese mundo con pinturas de artistas locales que ahí se desarrollaron durante la dictadura de la familia Somoza y después, durante la revolución sandinista, así como con esculturas de Cardenal, recortes de periódicos de la época, fotos históricas y trabajos del urbanista Marcos Agudelo (Nicaragua, 1978).
La exposición multimedia es un sutil, pero provocador, recordatorio que lanza León de la Barra a un México que a veces olvida lo que sucede al sur de sus fronteras, siempre atolondrado por los ruidos del vecino del norte.
“En México tenemos la mirada hacia el norte y se nos olvidan nuestros vecinos inmediatos con los que tenemos muchísimo en común, especialmente cuando se trata de recuperar un momento de vanguardia artística y política en Centroamérica”, abunda el experto.
Así, la muestra de León de la Barra, recién inaugurada en el Museo Jumex, no busca llegar teñida de nostalgia del pasado. Hoy en día, los habitantes de Solentiname continúan pintando y produciendo tallas de animales en madera de balso. Y el archipiélago es actualmente un foco de atención para viajeros y artistas que buscan “un retiro inspirador”.
El también arquitecto y artista Agudelo, quien reconstruyó la Iglesia de Solentiname en 2011, acaba de anunciar un programa de residencia en la isla “que busca ser una experiencia de intercambio, experimentación y reflexión entre artistas locales e invitados”.
Así, el sitio utópico sigue siendo meca de artistas plásticos, curadores, escritores, amantes del arte e internacionalistas (sí, aún quedan algunos ejemplares en el siglo XXI). Si existe un movimiento con visión liberadora herencia del siglo XX que encarna esa vanguardia en América, se llama Solentiname.
Ernesto Cardenal.
Ernesto Cardenal. CORTESÍA DE MARCOS AGUDELO.
La imagen de un cura cabello largo y canoso bajo boina negra al estilo Ché Guevara, jeans y blusón de manta blanca, enfrascado todos los domingos, no en lecturas del Evangelio, sino en diálogos con la población campesina del lugar, es una estampa indeleble en el imaginario de miles.
Es Ernesto Cardenal, el destacado religioso de la teología de la liberación del siglo XX y seguidor de Tomas Merton que creó la comunidad utópica llamada Solentiname, cuya magia evocadora perdura hasta hoy. La mención de la palabra Solentiname produce un sentimiento inmediato de “un mundo mejor” que sigue inspirando a rockeros como Mano Negra.

miércoles, mayo 16, 2018

La lucha interna de Daniel Ortega

La lucha interna de Daniel Ortega

Las protestas en las calles de Nicaragua acorralan al presidente

Era la madrugada del 26 de Febrero de 1990. Hacía un gélido frío artificial -típico de los aires acondicionados del trópico- en el Centro de Convenciones Olof Palme. La prensa local y extranjera, y simpatizantes de la Revolución Popular Sandinista, lucían angustiados y desvelados. El ambiente, lúgubre.
Rodeado de su entourage, un mustio y disciplinado comandante Daniel Ortega Saavedra, ataviado con jeans y blusa de campaña, cual “gallo ennavajado” -como le llamaba una popular canción de su propaganda electoral- entra al lugar en silencio.
Se sienta y lanza la noticia que tenía al mundo en vilo.

“Quiero expresarle a todos los nicaragüenses y a los pueblos del mundo que el presidente de Nicaragua, el pueblo de Nicaragua, va a acatar el mandato popular emanado por la votación en estas elecciones”.
Para el FSLN, 40,2% de los votos. Para la Alianza opositora UNO, con Violeta Barrios de Chamorro a la cabeza, 55,2%, una tajante victoria.
La decisión de aceptar el resultado electoral fue de la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), pero Ortega (La Libertad, Nicaragua, 1945) era el presidente legítimo tras un triunfo electoral cinco años antes y se llevó las palmas.
Ha sido su momento público más luminoso y también el momento que empezó a librar su batalla interna.
Al día siguiente, un Ortega alterado se presentó en la oficina de Sergio Ramírez Mercado, su vicepresidente, hoy Premio Cervantes 2018. Era un error entregar el poder, le dijo. Así lo cuenta Ramírez en Adiós Muchachos, donde narra por qué se separó de sus antiguos compañeros.
Ortega no solo había perdido las elecciones, sino lo más importante, el poder revolucionario al estilo leninista.
Mientras el país se preparaba para una transición pacífica de un sistema totalitario a una democracia, Ortega empezaba su lucha por “gobernar desde abajo” y luego regresar al mando institucional como jefe de Estado.
Su conflicto interno entre el político conciliador y el guerrillero preso por siete años tras robar un banco como dirigente clandestino urbano contra la dictadura de Anastasio Somoza Debayle y finalmente liberado por sus compañeros sandinistas en 1974, había empezado.

Tras haber logrado reinstalarse como presidente de un régimen centralista y autoritario durante otros 11 años, Ortega parece acorralado entre su discurso de paz y la realidad en las calles, que ha dejado un saldo de al menos 40 víctimas mortales, la mayoría jóvenes pero también un periodista y –hasta donde se sabe- dos policías.
Con las instituciones y los poderes del Estado desmantelados, la oposición cooptada, el sistema autocrático estable que Ortega ha diseñado, de la mano de la empresa privada, y mantenido en gran parte por el generoso financiamiento venezolano, hoy parece a punto de colapsar.
Hasta hace unos dos años, Nicaragua era el paraíso de los inversionistas en Centroamérica; un país en paz, con seguridad y estabilidad económica. El único del istmo sin guerrillas urbanas ni violencia en las calles.
El mérito del Daniel pragmático fue diseñar un modelo de poder corporativista tras aprender “lecciones del gobierno de la revolución” y reconocer la existencia de “poderes fácticos”, reflexiona el periodista y analista Carlos Fernando Chamorro, ahora paladín de la libertad de prensa como su padre Pedro Joaquín Chamorro, y antes, director de Barricada, órgano oficial del FSLN en el poder.
Chamorro se refería a las alianzas con Estados Unidos, el “imperialismo” que Ortega y los sandinistas antes llamaban “enemigos de la humanidad”; la empresa privada, con la que hasta ahora, su Gobierno llevaba la fiesta en paz y prosperidad, y ahora la Iglesia, que a partir de las masacres que empezaron con una marcha pacífica el pasado 18 de abril, se ha convertido en un “aliado opositor”, convocando a la paz y al diálogo.
Fue al día siguiente de esa primera protesta de abril que estalló el “terremoto” provocado por un nuevo actor, el ahora llamado Movimiento Estudiantil 19 de Abril. Desde entonces, la paz “cristiana, solidaria y socialista” de la “dictadura familiar Ortega-Murillo” sufre su primera gran crisis, que tomó a todos, justos y pecadores, por sorpresa.
El detonante fue una reforma al sistema de salud que solo afecta a un 20% de la población económicamente activa, pero el anuncio sucedió tras una acumulación de agravios contra el Gobierno.
El desprecio oficial tras la quema de 6.000 hectáreas de bosques vírgenes de la Reserva Biológica Indio Maíz y el rechazo a recibir ayuda de bomberos de la vecina Costa Rica fueron los primeros temblores que sacudieron los cimientos del orteguismo.
No fueron los jóvenes ecologistas los primeros que sonaron las alarmas sísmicas.
Ya antes, grupos de campesinos se habían movilizado contra la construcción de un multimillonario canal interoceánico, proyecto que ahora tambalea. Algunos escucharon las alarmas dentro de Nicaragua y en el extranjero. Muchos más las difundieron en las redes sociales.
Para el FSLN controlado por Ortega desde su residencia en la Colonia del Carmen en Managua, antes propiedad del empresario Jaime Morales Carazo, todo lo que sea contra su Gobierno es una “conspiración pagada por el imperialismo yanqui” promovida por sus secuaces en el Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), creado por Ramírez y ahora en manos de sandinistas “no danielistas”.
Cuando las protestas inundaron las calles del país, también estalló la represión sin tregua de “una combinación de fuerzas paramilitares y una policía sin liderazgo institucional, no porque esté politizada, sino porque no tiene mando”, argumenta Chamorro.
Pero una ley reformada por Ortega en 2014 señala que el jefe supremo de la Policía, que junto con el Ejército era la joya de la corona de la transición en los 90, es Daniel Ortega.
Todo indica que la lucha interna de Ortega, quien hace muchos años reconoció que entraba al juego político en Nicaragua con reglas que no eran las suyas, siempre lo ha invadido.
La lucha interna de Daniel Ortega
No está claro si su estrafalaria esposa Rosario Murillo, ahora su asesora incondicional como vicepresidente, lo ha ayudado o todo lo contrario. Muchos sandinistas históricos, ahora sus opositores, aseguran que la lealtad de la Chayoa Daniel frente a las graves acusaciones de abuso sexual de su hija Zoilamérica Narváez Murillo, le facilitó obtener el poder del que ahora goza.
Sin duda la todavía poeta despliega un enorme protagonismo, ofensivo para muchos, tanto en el Gobierno, a lo interno del FSLN y en la sociedad civil. Llama la atención que ninguna autoridad se ha pronunciado contra la destrucción de las hasta ahora 11 estructuras metálicas -Chayopalos o Árboles de la Vida- que decoraban Managua, símbolo del poder de Ortega instalados por Murillo. La gente ha puesto plantas en su lugar.
“Ella será la cara pública, pero él toma las decisiones claves”, asegura una fuente política.
Para Murillo, como para muchos en el Gobierno, los responsables del estallido callejero contra la medida de salud fueron “mentes mezquinas, pequeñas”, “pandilleros financiados por la derecha” que buscan desestabilizar la sólida base popular que aún mantiene el gobierno.
Los nuevos actores, claves en esta tragedia, son estudiantes apartidistas que piden, ante y sobre todo, justicia de inmediato (una investigación imparcial con presencia internacional de la ONU, de la Comisión Internacional de Derechos Humanos y la creación de una Comisión de la Verdad independiente para investigar las muertes de sus compañeros) y elecciones adelantadas.
Tras las masacres aún sin investigar en su mayoría y las calles revueltas –los orteguistas han estado callados, pero sus vídeos en redes sociales han dejado claro que no están dispuestos a ceder “a la derecha”-, una salida pacífica solo sería viable si acepta un diálogo nacional con presencia internacional así como con notables no afines al Gobierno.
Opositores como Dora María Téllez, la legendaria comandante dos de la toma sandinista del Palacio Nacional en 1978, ahora integrante del MRS, asegura que Ortega nunca aceptará esa salida. “Si se sienta a dialogar sabe que entra a una situación terminal”.
El pasado miércoles 9 de mayo estalló una enorme marcha pacífica de cientos de miles de personas en la capital, Managua, donde la consigna fue la salida de Ortega y Murillo. La ausencia de policías fue notoria. No hubo violencia, mucho menos muertos o heridos.
La página del FSLN, 19 Digital, cuya voz de mando es Murillo, ha publicado fotos donde la bandera nacional azul y blanca se funde con la rojinegra, en lo que expertos en Photoshop aseguran es un retoque. En vídeos y fotos de medios independientes nicaragüenses (es decir, opositores a Ortega) así como de gente del común que asistió a la marcha, ha quedado claro que el color azul y blanco predominó por mucho.
A pesar del silencio de Ortega desde el pasado 30 abril, hay señales de que su Gobierno estaría dispuesto a aceptar algunas de las condiciones de los estudiantes. Pero no la salida de la pareja Ortega-Murillo. La Comisión de la Verdad oficial ha anunciado que incluirá a organismos internacionales de derechos humanos, incluyendo la CIDH, para que apoyen la investigación de los asesinatos.
“Una combinación de movilización, diálogo y presión internacional podría lograr [una transición pacífica]”, agrega Téllez.
Analistas locales aseguran que el presidente seguirá empeñado en “atornillarse” en el poder.
Si triunfa este escenario, la lucha interna de Ortega la habría ganado el guerrillero y dirigente urbano que lleva como segunda piel el todavía jefe del Estado.