jueves, mayo 17, 2012

Silencio, se fue el Maestro

El escritor Carlos Fuentes, muere ayer a los 83 años de edad.

Se fue sin su mayor anhelo: el Premio Nobel de Literatura. El escritor mexicano, nacido en Panamá y educado en América y en Europa, de voz grave y pausada, siempre mantuvo el garbo y la elegancia de un joven dandy inglés.
A sus 83 años, era un renacentista quien donde iba recibía trato de jefe de Estado. La noticia de su muerte, trending topic mundial, corrió como pólvora ayer martes en las redes sociales.
La Presidenta del CONACULTA @CSaizar envió un abrazo a su viuda, la periodista Silvia Lemus. “Carlos Fuentes ha muerto en su México. Su ausencia sacude a la Patria de la ñ. Gracias por sus letras y su pensamiento. Adiós, Maestro!”
Era cierto. El octogenario autor de “Aura” había fallecido la tarde del martes 15 de mayo en el Hospital Ángeles del Pedregal El autor será velado hoy al mediodía en el Palacio de Bellas Artes.
Acababa de terminar su novela “Federico en su Balcón”, y estaba a punto de empezar “El Baile del Centenario” el lunes pasado. Nunca dejó de trabajar. Siempre mantuvo una disciplina férrea. En el Viejo Continente y en éste. Vivía entre la Ciudad de México y Londres. Allá, antes de ir al teatro, se levantaba a escribir todos los días a las siete u ocho de la mañana. Acá, en su ciudad, hacía más vida social. Su pasión fue la literatura y escribir, decía, lo mantuvo joven. Pero Carlos Fuentes fue mucho más que un escritor. Fue diplomático, historiador, cantante, amante de la música, de la buena comida y del baile. Mexicano universal, hablaba inglés y francés a la perfección.
Agudo crítico de la política internacional, condenó con igual intensidad a George Bush y al régimen de los Castro. Su primera aria en público Fue a capela cuando le entregó la estafeta de la Generación del Boom a Jorge Volpi y Xavier Velasco, de la Generación del Crack, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 2004. Ocurrió así: Fuentes, entonces con 76 años, seleccionó a sus hijos literarios, conocidos como la generación del boomerang, y les pasó la estafeta de la generación del boom. Fue su primera aria en público. Aunque en palabras de uno de sus editores, “cantar es una de las cosas que mejor hace”. La idea fue de Jorge Volpi, quien se lo sugirió luego de escuchar a Xavier Velasco “rapear” durante el diálogo intergeneracional boom-boomerang en uno de los muchos foros de la feria.
“Después de escuchar el rapeo de Xavier, Fuentes me preguntó: ¿Y ahora qué hago? Cántate un aria, le dije, y lo hizo”, contó Volpi en su momento.
Escogió a los autores que participaron en el foro y los sentó a su gusto y antojo. Volpi, Ignacio Padilla y Pedro Angel Palou, del Crack, a su derecha; Cristina Rivera-Garza y Xavier Velasco a su izquierda. Al primer grupo lo calificó de “archipiélago” y al segundo, de “islas”.
Todos confesaron deberle algo. Y es que fue Maestro de muchos y amigo de pocos.
Escritor por sus abuelas
Sus dos abuelas fueron las responsables de su pasión por la escritura, confesó en una ocasión. Con ellas, en Sinaloa y Veracruz, pasaba sus veranos de infancia, cuando su padre era consejero de la Embajada de México en Estados Unidos.
“Creo que me convertí en escritor por esas historias—todas aquellas historias que no conocía sobre México, sobre mi propia tierra. Fueron el almacén de todo esos grandes relatos de migrantes, revoluciones, asaltos de carreteras, bandidos, amoríos, formas de vestir, de comer—ellas tenían todo este almacén del pasado en sus mentes y en sus corazones. Todo eso fue fascinante para mí, y mi relación con mis dos abuelas, quienes son realmente las autoras de todos mis libros”.
En una de sus últimas entrevistas periodísticas hace pocos días, tras volver de Argentina, dijo que “cuando se llega a cierta edad, o se es joven o se lo lleva a uno la chingada”.
Aunque poco se le notaba, nunca se recuperó del fallecimiento de sus dos hijos jóvenes.
Hay quienes dicen que la edad no importa.
En el caso de Fuentes, sí y no. Nunca pareció un octogenario pero siempre cargaba con la sabiduría de un anciano.
Autor de más de 30 obras entre las que destacan:
Los días enmascarados (1954). Volumen de cuentos que recibe buena acogida por el público y los críticos.
La región más transparente (1958). Comparte la intimidad de la identidad mexicana y describe los temores en todos los ámbitos, incluso la lucha interna de cada mexicano.
Las buenas conciencias (1959). Novela que expresa la contradicción profunda entre un estilo de la conciencia cristiana y la adecuación a las relaciones humanas.
La muerte de Artemio Cruz (1962). Es una visión panorámica de la historia de México que el autor describe en doce periodos de la vida de Artemio.
Aura (1962). Novela corta considerada como una de las más importantes, en 2001, el secretario del Trabajo, Carlos Abascal censuró el texto al que calificó como obsceno.
Cantar de ciego (1966). Siete cuentos donde los personajes encuentran situaciones insólitas que incluyen incesto, encuentros sobrenaturales y amores secretos.
Cambio de piel (1967). Obra prohibida por la censura franquista. Terra Nostra (1975). Novela que escribió en seis años y con la que se dio a conocer en el mundo. Orquídeas a la luz de la luna (1982). Obra de teatro que estrena en Harvard y critica la política exterior de Estados Unidos.
Gringo viejo (1984). Historia basada en un hecho real, donde un periodista estadounidense abandona todo para a cruzar la frontera mexicana y unirse a las tropas de Pancho Villa.
Contra George Bush (2004). Esta obra reúne reflexiones sobre la crisis política estadounidense y global provocada por la administración del ex presidente y su círculo más próximo.

sábado, mayo 12, 2012

El Hyde y el Jekill de América Latina

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Brasil y Venezuela, con políticas económicas que contrastan con los planes de austeridad impuestos en Europa, son el Sr. Hyde y el Dr. Jekill de la América Latina del siglo XXI. Al primero lo aclaman moros y cristianos como el país del futuro mientras que el segundo se ha ganado la calificación de ser unos de los países más corruptos de la región. El exgeneral Hugo Chávez se podrá todavía llenar la boca y recordar con orgullo el adiós que, en 2007, le diera al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial (BM) con el pago de la deuda de tres mil millones de dólares acumulada por regímenes “democráticos” anteriores, pero al país, hasta ahora, solo lo ha salvado su petróleo. Cerca, Brasil, el gigante sudamericano de 160 millojes de habitantes que preside la exguerrillera Dilma Rousseff, se deja cortejar por el FMI que lo busca para los rescates multimillonarios que salvarían a Europa de la bancarrota. Es cierto. Ni Rousseff ni Chávez quieren al FMI o al BM, pero esa coincidencia la comparten otros vecinos de la región que, como ellos, en el pasado se vieron obligados a aplicar severos planes de ajuste para acceder a sus créditos. “Cuántas oportunidades perdimos durante las […] décadas en que estuvimos bajo la injerencia del FMI sobre nuestras políticas de inversiones,” aseguró Rousseff de manera reciente en el marco del anuncio de una inversión de 570 millones de dólares para la construcción de una línea de Metro. Tanto Rousseff como Chávez son considerados, para bien o para mal, “revolucionarios”; la primera por su probada historia personal e impulsada al estrellato por Luiz Inácio Lula da Silva, y el segundo, tras la creación de su Revolución Bolivariana y con el apoyo no desinteresado de Fidel Castro. Ambos han logrado capotear la crisis del 2008 que ha sumido al Viejo Continente an una crisis de enormes dimensiones; uno con petróleo y populismo, el otro con consumo interno y planes antipobreza. Pero !ojo¡, mientras Rousseff no traiciona sus principios y recibe elogios ganados a pulso en dos años de mandato, Chávez se ha ubicado en un marco autoritario donde su palabra es la única ley, al tiempo que ha recreado aquel monstruo “imperialista” que yacía congelado en las ergástulas de la Guerra Fría. Si en 2007 el Comandante creyó cerrar “un ciclo histórico de endeudamiento” con el FMI y el BM que el expresidente Carlos Andrés Pérez iniciara en 1989, este año la agencia Fitch Ratings rebajó a negativo el panorama de la calificación de la deuda de Venezuela, citando un debilitamiento de sus políticas fiscales. El nuevo panorama refleja el debilitado marco político en Venezuela, que ha incrementado la vulnerabilidad del país ante choques de los precios de las materias primas, el deterioro de la situación fiscal y de crédito externo, la incertidumbre frente a la campaña electoral de este año. En Brasil, en cambio, el futuro es hoy. Se acabó aquella maldición de “país del futuro… y siempre lo será”. Acaba de superar al Reino Unido y en un par de años podría ganarle el quinto puesto a Francia entre las grandes economías mundiales. La Copa del Mundo de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, ambos en Rio de Janeiro, marcarán el siglo XXI como “el siglo de Brasil”. Además, el Gobierno brasileño está considerando recomprar los15 mil millones de dólares que tiene en deuda externa con vencimiento al 2015, en un nuevo intento por combatir la apreciación de su moneda, según declaraciones recientes de un alto funcionario. Dilma, heredera de Lula pero con un estilo propio, no fue este año al Foro Económico de Davos, tradición de su antecesor que ella ignoró, ni a la toma de posesión de Daniel Ortega en Nicaragua, gran aliado de la Revolución Bolivariana de Chávez. Si Lula sacó a 40 millones de brasileños de la pobreza, la ambición de Rousseff es reducir la desigualdad. Integrante del G-20 —los países más grandes y más poblados del mundo que se autodesignaron la administración de la economía global al estallar la crisis financiera en 2008—, Brasil es el único en el que ha desigualdad está disminuyendo. La dictadura militar —que en el siglo pasado instaló un régimen de formas democráticas, que impedía a sus detractores el ejercicio de derechos políticos básicos, establecía un dominio autocrático y recurría a la violencia contra la oposición— hoy parece cosa de la historia. Mientras la alemana Angela Merkel actúa como la Dama de Hierro del siglo XXI, apoyando la reelección del francés Nicolás Sarkozy para que mantenga su política de recortes sociales y derechos laborales, y felicitando al español Mariano Rajoy por imponer ambas cosas, Rousseff aboga sin tapujos contra estas políticas. Y ella, a la mitad de su mandato, puede ser reelecta, mientras que Chávez, pese al cáncer que padece, busca su reelección en cinco meses en los comicios más difíciles y costosos desde que llegó al poder hace 13 años. La primera estará con nosotros por un buen rato. Su colega bolivariano, quién sabe.