lunes, abril 04, 2011

Aplaza Chávez su “capricho” nuclear tras Fukushima

“Lo digo ante el mundo. Venezuela va a comenzar el proceso para desarrollar energía nuclear con fines pacíficos. Pero no vamos a hacer bomba atómica, así que no nos vayan a estar después fastidiando (…)”, afirmó tajante el presidente de Venezuela Hugo Chávez luego de llegar a un acuerdo con el Primer Ministro ruso Vladimir Putin para desarrollar energía nuclear con fines pacíficos en Venezuela. Corría el año 2009.
El convenio, ratificado un año después, preveía la construcción y activación de un reactor para proyectos de investigación y producción de radioisótopos en medicina e industria, así como una central nucleoeléctrica para electricidad.
El reactor se echaría a andar en cuatro o cinco años, mientras que la central tardaría 12 años en entrar en operación. El primer turbogenerador comenzaría a funcionar en 2022 y luego, cada dos años, se irían incorporando los tres restantes.
Para finales de la segunda década de este siglo, Venezuela habría contado con una planta de generación nucleoeléctrica.
¿Viable o demagógico?
Aunque el país sudamericano depende de la hidroelectricidad y sufre con las sequías que lo dejan sin energía para sus industrias, y a pesar de que las predicciones y exploraciones numéricas de consumo de energía hasta 2050 -basadas en un crecimiento de población conservador de unos 10 mil millones de habitantes- aseguran que la comunidad internacional tendrá que aumentar dramáticamente la capacidad instalada de reactores nucleares, el mundo le cayó encima a Chávez tras el anuncio.
Por un lado, el costo del proyecto, según los cálculos del experto nuclear venezolano José Mendez, feroz crítico del proyecto, sería de 16, 800 millones de dólares.
Por otro lado, los opositores de Chávez aseguran que éste quiere aprovechar la coyuntura para ganar posición jerárquica en el ámbito internacional, mientras Rusia busca crear una “especie de punta de lanza en América Latina”.
Hay más. Mendez y otros como él aseguran que el plan es irresponsable y demagógico. Venezuela carece de infraestructura para instalar ese tipo de plantas, que requieren estudios específicos, marcos regulatorios, reglamentos de protección radiológica, además de ratificación de tratados internacionales como Tlatelolco para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe, y el de No Proliferación de Armas Nucleares.
“La opción nuclear se debe considerar pero nunca con este régimen de irresponsables, incapaces y violadores de nuestra constitución y leyes (…) no tenemos las instituciones, ni la independencia de poderes, para (ello en estos momentos)”, opina Mendez.
Pero quizás más peligroso es que detrás del proyecto chavista aparece la mano del régimen Iraní, liderado por Ahmadinejad, cuyo plan nuclear sí es bélico, o al menos eso dice la gran mayoría.
El “capricho” nuclear de Chávez “tiene que ver con el abuso de la energía nuclear, especialmente con el proceso de enriquecimiento de uranio en Irán”, sentencia ahora Méndez.
Congela Venezuela… por ahora
Hace ya casi un mes, el tsunami posterior al devastador seísmo de 8.9 grados Richter en Japón dañó el sistema de refrigeración de la central de Fukushima Daiichi, y provocó, entre otras cosas, la contaminación de productos japoneses de exportación. Desde entonces, operarios, militares y bomberos mitigan el sobrecalentamiento de los seis reactores de agua en ebullición.
Ni corto ni perezoso, Chávez tardó poco en reaccionar:
“Por el momento, he ordenado que congelemos los planes que hemos venido adelantando del programa nuclear pacífico” firmado en 2008 con Putin, sentenció.
“Lo que ha pasado (en Fukushima) es sumamente riesgoso para el mundo entero, porque a pesar de la gran tecnología y los avances de Japón, fíjense lo que ha venido ocurriendo con algunos reactores nucleares. Aún no se sabe exactamente la magnitud del problema nuclear en Japón”.
Y concluyó, con ese tono futurista que a veces adopta: “No tengo la menor duda de que esto va a alterar de manera muy fuerte los planes de desarrollo de la energía nuclear en el mundo”.
Muchos en su país y en el extranjero, como Méndez, no le creen. El presidente bolivariano “cambia como el viento. (Hace poco) el diputado Luis Acuña, Jefe del Comité de Energía de la Asamblea Nacional manifestó que el interés del gobierno en materia nuclear sigue vigente”.
Chávez tiene una asombrosa capacidad de superarse a sí mismo. No sería raro que en cuanto se diluya lo mediático de la crisis nuclear en Japón, nos sorprenda con una nueva revelación sobre este espinoso, y crucial, tema para Venezuela. Recordemos que dijo “por el momento…” Stay tuned!