lunes, septiembre 06, 2004

Saqueo de Nadine Gordimer

Saqueo de Nadine Gordimer
( María Lourdes Pallais )
( 2004-07-24 )

Nadine Gordimer (1923), Premio Nobel de Literatura en 1991, no necesita presentación. Además de que es, sin duda, una de las escritoras en lengua inglesa más respetadas de las últimas décadas, en 1991 recibió el Premio Nobel de la Paz por su grandiosa poesía épica, que se vuelca en ataques brutales al sistema del apartheid que entonces regía Africa del Sur, su país. Hoy aquí en México, hay quienes recordamos a esa diminuta mujer, cuando apareció casi escondida en una butaca de Bellas Artes en noviembre del año pasado para la inauguración del 69 Congreso del PEN Internacional. Y cuando reapareció con sus memorables palabras: “Yo quiero celebrar al libro impreso, no al que se mueve a través de una pantalla casera y que requiere de electricidad para funcionar. Me gusta hablar del libro que no se muere y enmudece, un libro que cada uno puede sacar de una biblioteca, que se puede disfrutar en la cima de una montaña, en un autobús, esperando en una fila o en la cama, sin estorbar a nadie ni depender de nada más que de nuestros ojos y feliz inteligencia”. A pesar de que su obra ha sido traducida a numerosos idiomas, incluyendo el español, poco nos ha interesado esta singular escritora, ganadora del Premio Booker en 1974 y, de manera reciente, de la Medalla Pablo Neruda. Ahora tenemos una nueva oportunidad de conocer a la autora de El último mundo burgués (1966) y La Hija de Burger (1979). Su más reciente libro, Saqueo (Ediciones B), está disponible en las librerías de México desde hace unas semanas. Y, por supuesto, aunque sobra decirlo, vale la pena. Saqueo reúne diez impactantes relatos que describen vivencias memorables y emociones difíciles, encarnadas en un padre de familia que sorprende a sus hijos adultos anunciándoles su separación y en una idealista funcionaria de un organismo de desarrollo en África, por ejemplo. La prosa de Gordimer, diáfana y sutil, dibuja con extraordinaria minuciosidad el paisaje social y cultural sudafricano que es el auténtico protagonista de Saqueo. Sin caer en sentencias morales ni juicios de valores, la autora descifra el complicado entramado de emociones que envuelven las vidas de sus personajes. Como ella mismo dijo aquella tarde en Bellas Artes, su prosa sigue el dictamen de Goethe: “Mete mano profundamente en tu sociedad y trae a la conciencia lo que deriva en la verdad”.